Sin dudas la peor época del año. No creo que este texto sea muy largo porque ya con la primer oración se describe lo que es en si el invierno. Pero cabe mencionar algunas curiosidades que yo por lo menos no entiendo.
Ayer fue el primer día de invierno donde se superó los 20 grados de temperatura, por ende, ya estaba contento porque es un reflejo de lo que va a ser la temperatura de acá a un mes o tal vez dos, pero me crucé 2 personas por la calle en bermuda y usando havaianas, eso es totalmente inaceptable, yo entiendo que todos estemos esperando el verano con ganas, pero no podés en el primer día de pseudo calorcito, clavar malla y havaianas, no me quiero imaginar a estas personas cuando vuelva el frío (hoy) que pueden llegar a usar. De todos modos agradezco que existan estas personas, porque son las que permiten que pueda escribir, ya que sin ellas, la vida sería más normal y aburrida a los ojos.
Yo no soporto salir vestido con mucha ropa, no soy de abrigarme mucho (no al punto de bermuda-havaianas) pero como soy muy colgado, no puedo usar camperas, guantes, bufandas o gorros, simplemente porque los pierdo, dejo las cosas arriba de una silla o una mesa y después me olvido, de esa manera ya he perdido muchas cosas. Lo mismo me pasa cuando salgo los fines de semana, tengo que dejar ya sea en el auto o en casa las cosas que se que voy a perder, porque es fija que las pierdo o me olvido, es un problema serio lo mio, lo se.
Me molesta mucho que se me apague la estufa, cosa que ocurre muy seguido cuando hay viento y en unas horas mi pieza se transforma en el ártico.
Puedo escribir mil cosas del invierno que me molestan, no es necesario que siga para no transmitir más mala onda, pero lo importante es que estamos a 22 días de la primavera, saludos.
Mi nombre es Francisco, Pancho para la gente piola. Tengo 20 años, soy argentino, y el resto lo vas a poder leer en el blog, saludos.
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martes, 30 de agosto de 2011
martes, 23 de agosto de 2011
¿Acaso hay mejor lugar para soñar que París?
La verdad que no, Francia y más precisamente París fue la experiencia más placentera que pude disfrutar en mi corta vida, en este texto voy a escribir algunas cosas interesantes que pude notar de los franceses y sus costumbres.
Sin duda que la vida en Argentina es muy distinta a la que se disfruta en la bella París. Antes de empezar a relatar algunos hechos, prefiero describir en unas pocas palabras esa mágica ciudad. París es como una mujer, es romántica, antigua en su arquitectura pero cuando la veo, siento que es moderna, sus olores son distintos, un pedo en París no huele como un pedo en Burzaco, no se si me explico. París te enamora, no como te enamora una mujer, sino que te da ganas de seguir recorriéndola, es un misterio y siempre tiene algo nuevo que te va a impactar. Ni hablar de sus monumentos históricos y de la torre, porque es un tema aparte.
Desde que me bajé del avión ya sentía que estaba en un mundo diferente, sobre todo por el idioma, el francés puede ser muy lindo, pero es muy rebuscado, muchas L, muchas W en las palabras, es demasiado para mi, igual no es para quejarme, porque es lindo escuchar a una mujer hablando francés, es mucho más dulce que el español. Luego cuando salgo del aeropuerto vi la segunda cosa que me impactó: un Mercedes Benz TAXI. Yo no lo podía creer, en ese mismo momento se me vino la imagen del último taxi que había tomado antes de viajar, que era un Peugeot 504, hecho mierda, que no abría la puerta porque la manija estaba destrozada y el tachero fumando como un escuerzo... En París NO, no solo el taxi era un Mercedes último modelo, sino que lo manejaba una mujer que estaba buenísima (muy buena estrategia comercial). Yo pensaba "Mirá estos franceses putos con un Mercedes taxi y yo en mi vida habré visto 3 de esos y con un futbolista o un abogado dentro". Ya eso era de admirar.
Se me empezó a dificultar cuando llegué al hotel, el recepcionista, un negrito onda Tsonga, con los dientes bien blancos me dice de entrada "Sibuble bubu wiwisabjffbluPUTO" y me da una llave. Le preguntó si habla español, "blubeuqweksisiwiei NO". Speak english? "No sir". Italiano? "No parlo". Mediante un lenguaje de señas pude descifrar lo que el negro intentaba decirme "Tu habitación es la 4, tené cuidado con la ducha, que no anda bien la caliente, no anda el botón power de la TV". Obvio que no le hice caso y cuando me voy a duchar me re cagué quemando y cuando abro la fría me re cagué de frío porque la caliente no anduvo más. Demasiado por un hotel que valía 20 euros la noche, cabe mencionar que era un motel u "hotel de viaje", es una mezcla de telo con hotel común, porque veías familias como la mia u otras de otros lados del mundo que paraban por un par de noches o como la pareja que estaba en la habitación 5, que garcharon toda la noche y por los ruidos parecía el rodaje de una película porno. Pero bueno, después de esa noche tocaba lo lindo (garcharme a la rubia de al lado no... Recorrer París).
De las mejores experiencias de mi vida fue conocer el complejo donde se juega Roland Garros, sin duda ver esas canchas y pisar el predio donde tantos genios levantaron la copa, fue algo que me puso la piel de gallina, a mi más que nada porque me gusta mucho el tenis y ver el nombre de Guillermo Vilas y Gastón Gaudio, seguido de una bandera Argentina es muy lindo en un lugar tan lejos de casa. Lo feo vino cuando tenía que comprarme algo en el free shop del lugar. Un llaverito pedorro que tenia una RG, 10 euros, ya ahí me hacía la cabeza de que me iban a romper el orto, igual cueste lo que cueste me iba a llevar un toallón, un tubo de pelotitas y la remera, no iba a hacer miles de kilometros por el llaverito.
La torre Eiffel es lo más lindo que vi en mi vida, sacando de concurso unos cuantos culos y tetas que no van al caso. Es muy complicado subir porque hay gente de todas partes del mundo, a toda hora intentando sacarse una foto en uno de los monumentos más importantes del mundo. Cuando decidí hacer la cola con mi familia para subir al mirador eran las 12 del mediodía, la cola era de 5 cuadras más o menos, el 50% chinos, el 50% árabes, había 2 posibilidades, o esto volaba todo al carajo y era el último viaje de mi vida, o esto se transformaba en una exhibición de cámaras digitales de mil millones de dolares (no se de donde sacan tanta guita los chinos, la puta madre), y nosotros andábamos con una camarita normal, una kodak que se la banca, pero los ponjas estos sacaban unas que ya te daba vergüenza mirarlos, en serio. Cuando se hicieron las 5 de la tarde y la cola seguía de 5 cuadras, decidimos ir a recorrer otros monumentos y volver más tarde... Volvimos, pero a las 12 de la noche, la cola por suerte era de una cuadra, lo cual posibilitó que a la 1 de la mañana estábamos subiendo al mirador. Ver París de noche desde arriba en la torre Eiffel no tiene precio, es uno de los paisajes más lindos que se puedan disfrutar, el río Sena, el Arco del Triunfo, la catedral de Notre Dame, todo en una mínima porción de espacio desde allá arriba, ya de solo pensar y recordarlo genera sentimientos, 100% recomendable.
La comida es algo raro allá, porque no hay kioscos como para comprarme un paquete de chocolinas y tirar, supermercados enormes, llenos de gente y tardás mucho tiempo para comprar, restaurantes donde un vasito de agua te sale 15 euros, McDonalds podría haber sido una opción barata en un primer momento, pero un combo Big Mac a 24,50 euros no me parecía una buena oferta y sobre todo porque no estamos a la altura del cambio europeo, por segunda vez sentia que me iban a romper el orto. Pero pudimos encontrar una casa de comidas que armaba unos sandwiches copados y a un precio módico o por lo menos que una familia argentina podía pagar... Lo bueno es que el desayuno del hote-lo era bastante bueno y abundante, lo único incómodo, era ver a la misma pareja de la habitación con unas ganas de seguir garchando terrible, incluso en el desayuno, WOW.
No la voy a hacer muy larga, porque hay mil cosas para contar, pero lo que dejo como para cerrar, si tienen la posibilidad de comprarse un auto o ir a París, vayan a París, es una experiencia que no se olvida más.
Sin duda que la vida en Argentina es muy distinta a la que se disfruta en la bella París. Antes de empezar a relatar algunos hechos, prefiero describir en unas pocas palabras esa mágica ciudad. París es como una mujer, es romántica, antigua en su arquitectura pero cuando la veo, siento que es moderna, sus olores son distintos, un pedo en París no huele como un pedo en Burzaco, no se si me explico. París te enamora, no como te enamora una mujer, sino que te da ganas de seguir recorriéndola, es un misterio y siempre tiene algo nuevo que te va a impactar. Ni hablar de sus monumentos históricos y de la torre, porque es un tema aparte.
Desde que me bajé del avión ya sentía que estaba en un mundo diferente, sobre todo por el idioma, el francés puede ser muy lindo, pero es muy rebuscado, muchas L, muchas W en las palabras, es demasiado para mi, igual no es para quejarme, porque es lindo escuchar a una mujer hablando francés, es mucho más dulce que el español. Luego cuando salgo del aeropuerto vi la segunda cosa que me impactó: un Mercedes Benz TAXI. Yo no lo podía creer, en ese mismo momento se me vino la imagen del último taxi que había tomado antes de viajar, que era un Peugeot 504, hecho mierda, que no abría la puerta porque la manija estaba destrozada y el tachero fumando como un escuerzo... En París NO, no solo el taxi era un Mercedes último modelo, sino que lo manejaba una mujer que estaba buenísima (muy buena estrategia comercial). Yo pensaba "Mirá estos franceses putos con un Mercedes taxi y yo en mi vida habré visto 3 de esos y con un futbolista o un abogado dentro". Ya eso era de admirar.
Se me empezó a dificultar cuando llegué al hotel, el recepcionista, un negrito onda Tsonga, con los dientes bien blancos me dice de entrada "Sibuble bubu wiwisabjffbluPUTO" y me da una llave. Le preguntó si habla español, "blubeuqweksisiwiei NO". Speak english? "No sir". Italiano? "No parlo". Mediante un lenguaje de señas pude descifrar lo que el negro intentaba decirme "Tu habitación es la 4, tené cuidado con la ducha, que no anda bien la caliente, no anda el botón power de la TV". Obvio que no le hice caso y cuando me voy a duchar me re cagué quemando y cuando abro la fría me re cagué de frío porque la caliente no anduvo más. Demasiado por un hotel que valía 20 euros la noche, cabe mencionar que era un motel u "hotel de viaje", es una mezcla de telo con hotel común, porque veías familias como la mia u otras de otros lados del mundo que paraban por un par de noches o como la pareja que estaba en la habitación 5, que garcharon toda la noche y por los ruidos parecía el rodaje de una película porno. Pero bueno, después de esa noche tocaba lo lindo (garcharme a la rubia de al lado no... Recorrer París).
De las mejores experiencias de mi vida fue conocer el complejo donde se juega Roland Garros, sin duda ver esas canchas y pisar el predio donde tantos genios levantaron la copa, fue algo que me puso la piel de gallina, a mi más que nada porque me gusta mucho el tenis y ver el nombre de Guillermo Vilas y Gastón Gaudio, seguido de una bandera Argentina es muy lindo en un lugar tan lejos de casa. Lo feo vino cuando tenía que comprarme algo en el free shop del lugar. Un llaverito pedorro que tenia una RG, 10 euros, ya ahí me hacía la cabeza de que me iban a romper el orto, igual cueste lo que cueste me iba a llevar un toallón, un tubo de pelotitas y la remera, no iba a hacer miles de kilometros por el llaverito.
La torre Eiffel es lo más lindo que vi en mi vida, sacando de concurso unos cuantos culos y tetas que no van al caso. Es muy complicado subir porque hay gente de todas partes del mundo, a toda hora intentando sacarse una foto en uno de los monumentos más importantes del mundo. Cuando decidí hacer la cola con mi familia para subir al mirador eran las 12 del mediodía, la cola era de 5 cuadras más o menos, el 50% chinos, el 50% árabes, había 2 posibilidades, o esto volaba todo al carajo y era el último viaje de mi vida, o esto se transformaba en una exhibición de cámaras digitales de mil millones de dolares (no se de donde sacan tanta guita los chinos, la puta madre), y nosotros andábamos con una camarita normal, una kodak que se la banca, pero los ponjas estos sacaban unas que ya te daba vergüenza mirarlos, en serio. Cuando se hicieron las 5 de la tarde y la cola seguía de 5 cuadras, decidimos ir a recorrer otros monumentos y volver más tarde... Volvimos, pero a las 12 de la noche, la cola por suerte era de una cuadra, lo cual posibilitó que a la 1 de la mañana estábamos subiendo al mirador. Ver París de noche desde arriba en la torre Eiffel no tiene precio, es uno de los paisajes más lindos que se puedan disfrutar, el río Sena, el Arco del Triunfo, la catedral de Notre Dame, todo en una mínima porción de espacio desde allá arriba, ya de solo pensar y recordarlo genera sentimientos, 100% recomendable.
La comida es algo raro allá, porque no hay kioscos como para comprarme un paquete de chocolinas y tirar, supermercados enormes, llenos de gente y tardás mucho tiempo para comprar, restaurantes donde un vasito de agua te sale 15 euros, McDonalds podría haber sido una opción barata en un primer momento, pero un combo Big Mac a 24,50 euros no me parecía una buena oferta y sobre todo porque no estamos a la altura del cambio europeo, por segunda vez sentia que me iban a romper el orto. Pero pudimos encontrar una casa de comidas que armaba unos sandwiches copados y a un precio módico o por lo menos que una familia argentina podía pagar... Lo bueno es que el desayuno del hote-lo era bastante bueno y abundante, lo único incómodo, era ver a la misma pareja de la habitación con unas ganas de seguir garchando terrible, incluso en el desayuno, WOW.
No la voy a hacer muy larga, porque hay mil cosas para contar, pero lo que dejo como para cerrar, si tienen la posibilidad de comprarse un auto o ir a París, vayan a París, es una experiencia que no se olvida más.
viernes, 19 de agosto de 2011
Volare
Tal vez volar en avión sea una de las cosas más lindas que pude experimentar en mi vida, esa sensación de saber que estoy a muchos metros del piso me genera una mezcla de sentimientos que hacen que quiera volver a viajar, aunque no es de lo más placentero el viaje en avión en si. Hoy voy a escribir las crónicas de mi último viaje en avión.
No se si solo me pasa a mi, pero cada vez que tengo planeado viajar pasa lo peor, siempre se caen aviones faltando una semana para viajar, o hay un atentado terrorista a pocos kilómetros de mi lugar de destino, o un puto volcán que no sacaba ni humo hace mil millones de años empieza a tirar cenizas para todos lados haciendo que todos los aeropuertos de la zona no funcionen. A pesar de todo eso, mi avión nunca se cayó, no hubo talibanes en ninguno de los vuelos que tuve la suerte de formar parte y las cenizas por suerte no rompieron las turbinas de este vehículo.
El tema de las cenizas antes del viaje fue complicado, porque se venían suspendiendo todos los vuelos en Ezeiza, pero faltando una semana para salir había frenado el tema... Hasta el día anterior, que misteriosamente vuelven las cenizas y se paran todos los vuelos. En ese momento tenía una tremenda calentura, pero no podía hacer nada, solo esperar.
Llegado el día del viaje, había que llamar al aeropuerto, solamente para saber si el vuelo salía o no. La respuesta fue que no iba a salir, no nos dijeron porque. Como eran las 6 de la mañana, el día anterior había dormido poco, con el deseo de dormir allá arriba y ahorrarme vivir la linda experiencia de sentir la turbulencia, decidí por volver a la cama y dormir un rato. Pero media hora después me vuelven a despertar diciendo, está viniendo el micro que nos pasa a buscar, así que tenés que cambiarte en 10 minutos que nos pasan a buscar, que salimos ya para Ezeiza.
Así como en una maniobra de película, logro bañarme y cambiarme en ese ratito y con las zapatillas en mano, 2 valijas, bolso de mano, cargador del celular, EL CELULAR y mil cosas boludas que no termine usando nunca en el viaje, entre ellas, 2 LIBROS DE LA FACULTAD (si, los llevé y no los leí, soy un vende humo). Ya de entrada el micrero que nos llevaba no era la excepción, era gordo, ortiva, no sabía hablar y las valijas las trataba como bolsas de basura (1ra discusión del día).
Cuando llegamos al aeropuerto, resulta que el vuelo no sale por cenizas, sino porque estaba roto y no podía despegar, copado. Justo un día que no hay cenizas, los genios estos rompen el avión. Eso daba una demora de 12 horas, pero nos iban a dar para esperar hasta entonces. Luego de 2 horas de cola para que nos digan como hacer para llegar al hotel, llegamos. Muy lindo, la puerta se abría con tarjetita, tenía un copado frigobar, tv, muy canchero todo... Pero yo quería viajar, no me sirve de nada un hotel de lujo a una cuadra del obelisco, pero ya que estaba había que aprovechar. Luego de vaciarle integramente el frigobar, lo cual fue cortesía de la empresa que nos había dejado parados en Buenos Aires esas horas, almorzamos y después volvimos al aeropuerto.
Siempre el tema del papelerío, el detector de metales y pasar por control de policia es lo peor que puede pasarte, pero hay que hacerlo. Los policias de migraciones son la peor raza de todas, te revisan todo lo que llevas, te hacen dejar las cosas que a ELLOS les gustaría quedarse, te hacen perder tiempo y la sonrisa que tenías antes de entrar. Siempre te piden algún papel que NUNCA tenés y en mi caso también tuve que sacarme zapatillas, cinturón, y todo lo que tenía algo que pueda ser metálico, porque a la puta maquina detectora de metales se le ocurría sonar cada vez que pasaba, cuando la oficial gorda y bagallo, se da cuenta que era el boton del jean lo que hacía sonar todo, pude pasar tranquilo, respondí con una sonrisa y un muchas gracias (para nada falso).
Lo mejor antes de subir al avión es el freeshop, una vez que estás acá, te sentis como en Europa, por los precios nada más, porque todo lo que tienen lo encontrás en cualquier shopping, pero siempre alguna cosa te terminás comprando. En mi caso, una botellita de agua, que era lo más accesible.
Mi bolso de mano estaba entre la legalidad y lo OSCURO. Pesaba 17 kg (máximo 10), y era un poco grande, entonces debía disimular lo mejor posible, para que no me digan que pesa mucho y así ahorrarme otra discusión. Pude pasarlo, el problema luego era meterlo en el compartimiento de las valijas. Después de mil piñas y empujones, pudo entrar, ahora tenía que ubicarme en mi asiento, y como de costumbre, ME TOCA CON UNA VIEJA AL LADO, típico, pero ya no me sorprende, la mala suerte me perseguía ese día, asi que sentarme al lado de una vieja rompe huevos sería lo mejor del día.
Una vez que despega el avión, y con la vieja al lado rezando el rosario para que el avión despegue, la señora se decide por ir al baño. No miento, habrían pasado solo 5 minutos de despegar, que pasó esto. Estaba a un asiento de la fila de los bebés, asi que los llantos y gritos formaron parte del entorno durante las cortas 12 horas de viaje.
La comida es una incógnita, porque a veces es muy buena y otras tantas te dan fideos que parecen de goma. En esta ocasión terminaron siendo los fideos de goma, pero eran las 11 de la noche y no tuvimos la posibilidad de cenar, entonces los fideos resultaron muy ricos.
El tema de los asientos es algo que no le da mucho comfort al avión, cada vez hay menos espacio y en este caso, que te reclinen el asiento desde el despegue hasta el aterrizaje ya era motivo de pelea. Procedí extendiendo mi mano hasta aquel asiento y empecé a empujar como cuando salgo de la cancha, después de 20 minutos que la vieja se percató de que me molestaba su asiento en la nariz mientras comía, lo puso normal, pero con cara de culo. Le devolví la mirada, obvio.
Durante el vuelo pude dormir un par de horas, pero me resultaba complicado, en un momento me levanto para buscar un vaso de agua y la azafata (que estaba buenisima) me dice que no puedo. Era difícil discutirle a esa mujer, era hermosa, pero tenía sed y hay una escala de prioridades, además hablaba gallego, y que pronuncie tantas veces la Z en una oración produce 2 cosas, ira y risa. Entonces le digo que me deje, porque tengo sed y además porque pague el pasaje, que no rompa los huevos (textual y re caliente ya). Me mira, la miro y con cara de orto me sirve un MEDIO vaso de agua, lo tomo al lado de ella y le pido más y acto seguido le digo que si le molesta me servía yo solo, se da vuelta, me mira y me sirve hasta el borde, como para que se me caiga todo en la ropa, lo tomé todo, y la vuelvo a llamar y le pregunto donde lo puedo tirar, ya la flaca re caliente me dice que se lo de y me lo saca con toda la bronca. Creo que eso hizo que se calmaran mis nervios, sentía que había ganado el duelo de histeria.
Cuando aterrizamos, después de esperar a la vieja que salga y los otros 300 viejos que habían en el avión, pudimos salir tranquilos, con el único detalle de que el aeropuerto de Barajas es enorme y a pesar de que hayas estado mil veces ahi, te perdés... Como mis valijas, que estuvieron perdidas una semana hasta que me las mandaron, pero no voy a contar como fue esto, porque da para otro relato.
Para redondear, siempre está bueno viajar en avión, ojalá pueda repetirlo, porque siempre hay una historia para contar, saludos a todos y volveré a bloggear seguido. Como es lo primero que escribo en mucho tiempo, perdí el ritmo, pero volveré.
No se si solo me pasa a mi, pero cada vez que tengo planeado viajar pasa lo peor, siempre se caen aviones faltando una semana para viajar, o hay un atentado terrorista a pocos kilómetros de mi lugar de destino, o un puto volcán que no sacaba ni humo hace mil millones de años empieza a tirar cenizas para todos lados haciendo que todos los aeropuertos de la zona no funcionen. A pesar de todo eso, mi avión nunca se cayó, no hubo talibanes en ninguno de los vuelos que tuve la suerte de formar parte y las cenizas por suerte no rompieron las turbinas de este vehículo.
El tema de las cenizas antes del viaje fue complicado, porque se venían suspendiendo todos los vuelos en Ezeiza, pero faltando una semana para salir había frenado el tema... Hasta el día anterior, que misteriosamente vuelven las cenizas y se paran todos los vuelos. En ese momento tenía una tremenda calentura, pero no podía hacer nada, solo esperar.
Llegado el día del viaje, había que llamar al aeropuerto, solamente para saber si el vuelo salía o no. La respuesta fue que no iba a salir, no nos dijeron porque. Como eran las 6 de la mañana, el día anterior había dormido poco, con el deseo de dormir allá arriba y ahorrarme vivir la linda experiencia de sentir la turbulencia, decidí por volver a la cama y dormir un rato. Pero media hora después me vuelven a despertar diciendo, está viniendo el micro que nos pasa a buscar, así que tenés que cambiarte en 10 minutos que nos pasan a buscar, que salimos ya para Ezeiza.
Así como en una maniobra de película, logro bañarme y cambiarme en ese ratito y con las zapatillas en mano, 2 valijas, bolso de mano, cargador del celular, EL CELULAR y mil cosas boludas que no termine usando nunca en el viaje, entre ellas, 2 LIBROS DE LA FACULTAD (si, los llevé y no los leí, soy un vende humo). Ya de entrada el micrero que nos llevaba no era la excepción, era gordo, ortiva, no sabía hablar y las valijas las trataba como bolsas de basura (1ra discusión del día).
Cuando llegamos al aeropuerto, resulta que el vuelo no sale por cenizas, sino porque estaba roto y no podía despegar, copado. Justo un día que no hay cenizas, los genios estos rompen el avión. Eso daba una demora de 12 horas, pero nos iban a dar para esperar hasta entonces. Luego de 2 horas de cola para que nos digan como hacer para llegar al hotel, llegamos. Muy lindo, la puerta se abría con tarjetita, tenía un copado frigobar, tv, muy canchero todo... Pero yo quería viajar, no me sirve de nada un hotel de lujo a una cuadra del obelisco, pero ya que estaba había que aprovechar. Luego de vaciarle integramente el frigobar, lo cual fue cortesía de la empresa que nos había dejado parados en Buenos Aires esas horas, almorzamos y después volvimos al aeropuerto.
Siempre el tema del papelerío, el detector de metales y pasar por control de policia es lo peor que puede pasarte, pero hay que hacerlo. Los policias de migraciones son la peor raza de todas, te revisan todo lo que llevas, te hacen dejar las cosas que a ELLOS les gustaría quedarse, te hacen perder tiempo y la sonrisa que tenías antes de entrar. Siempre te piden algún papel que NUNCA tenés y en mi caso también tuve que sacarme zapatillas, cinturón, y todo lo que tenía algo que pueda ser metálico, porque a la puta maquina detectora de metales se le ocurría sonar cada vez que pasaba, cuando la oficial gorda y bagallo, se da cuenta que era el boton del jean lo que hacía sonar todo, pude pasar tranquilo, respondí con una sonrisa y un muchas gracias (para nada falso).
Lo mejor antes de subir al avión es el freeshop, una vez que estás acá, te sentis como en Europa, por los precios nada más, porque todo lo que tienen lo encontrás en cualquier shopping, pero siempre alguna cosa te terminás comprando. En mi caso, una botellita de agua, que era lo más accesible.
Mi bolso de mano estaba entre la legalidad y lo OSCURO. Pesaba 17 kg (máximo 10), y era un poco grande, entonces debía disimular lo mejor posible, para que no me digan que pesa mucho y así ahorrarme otra discusión. Pude pasarlo, el problema luego era meterlo en el compartimiento de las valijas. Después de mil piñas y empujones, pudo entrar, ahora tenía que ubicarme en mi asiento, y como de costumbre, ME TOCA CON UNA VIEJA AL LADO, típico, pero ya no me sorprende, la mala suerte me perseguía ese día, asi que sentarme al lado de una vieja rompe huevos sería lo mejor del día.
Una vez que despega el avión, y con la vieja al lado rezando el rosario para que el avión despegue, la señora se decide por ir al baño. No miento, habrían pasado solo 5 minutos de despegar, que pasó esto. Estaba a un asiento de la fila de los bebés, asi que los llantos y gritos formaron parte del entorno durante las cortas 12 horas de viaje.
La comida es una incógnita, porque a veces es muy buena y otras tantas te dan fideos que parecen de goma. En esta ocasión terminaron siendo los fideos de goma, pero eran las 11 de la noche y no tuvimos la posibilidad de cenar, entonces los fideos resultaron muy ricos.
El tema de los asientos es algo que no le da mucho comfort al avión, cada vez hay menos espacio y en este caso, que te reclinen el asiento desde el despegue hasta el aterrizaje ya era motivo de pelea. Procedí extendiendo mi mano hasta aquel asiento y empecé a empujar como cuando salgo de la cancha, después de 20 minutos que la vieja se percató de que me molestaba su asiento en la nariz mientras comía, lo puso normal, pero con cara de culo. Le devolví la mirada, obvio.
Durante el vuelo pude dormir un par de horas, pero me resultaba complicado, en un momento me levanto para buscar un vaso de agua y la azafata (que estaba buenisima) me dice que no puedo. Era difícil discutirle a esa mujer, era hermosa, pero tenía sed y hay una escala de prioridades, además hablaba gallego, y que pronuncie tantas veces la Z en una oración produce 2 cosas, ira y risa. Entonces le digo que me deje, porque tengo sed y además porque pague el pasaje, que no rompa los huevos (textual y re caliente ya). Me mira, la miro y con cara de orto me sirve un MEDIO vaso de agua, lo tomo al lado de ella y le pido más y acto seguido le digo que si le molesta me servía yo solo, se da vuelta, me mira y me sirve hasta el borde, como para que se me caiga todo en la ropa, lo tomé todo, y la vuelvo a llamar y le pregunto donde lo puedo tirar, ya la flaca re caliente me dice que se lo de y me lo saca con toda la bronca. Creo que eso hizo que se calmaran mis nervios, sentía que había ganado el duelo de histeria.
Cuando aterrizamos, después de esperar a la vieja que salga y los otros 300 viejos que habían en el avión, pudimos salir tranquilos, con el único detalle de que el aeropuerto de Barajas es enorme y a pesar de que hayas estado mil veces ahi, te perdés... Como mis valijas, que estuvieron perdidas una semana hasta que me las mandaron, pero no voy a contar como fue esto, porque da para otro relato.
Para redondear, siempre está bueno viajar en avión, ojalá pueda repetirlo, porque siempre hay una historia para contar, saludos a todos y volveré a bloggear seguido. Como es lo primero que escribo en mucho tiempo, perdí el ritmo, pero volveré.
Esas benditas ganas de vivir
Hoy es uno de esos días que me levanto y digo para mis adentros "¿Qué hago yo acá?", "¿Por qué es todo tan perfecto?". Y tal vez esté horas y horas intentando comprender porque el rojo es rojo, por que unas personas son mejores y más capaces que otras y por que yo estoy acá, en éste momento, en éste periodo de la vida y a pesar de ello, siempre llego a la misma respuesta, NADA. Cada vez que reformulo esas preguntas estoy más lejos de la respuesta, no solo yo, sino todos aquellos con los que pude compartir este sentimiento, esta duda...
¿Qué hacemos acá? Despertando cada día, sabiendo que alguno de los próximo tal vez no lo hagamos, pero sin embargo tomamos fuerzas y salimos adelante, porque somos temerozos respecto al futuro que nos espera.
¿Qué hacemos acá? En un mundo solitario, donde el único consuelo son nuestras palabras.
¿Qué hacemos acá? Un lugar tan perfecto y armónico pero a la vez lo más bruto, deshonesto y amargo.
¿Qué hacemos acá? Peleando por un trozo de papel que compra una felicidad pasajera, pero aún sabiendo eso nos peleamos igual.
¿Qué hacemos acá? Creyendo en cosas que no sabemos, imaginando más de lo que vivimos.
No me salen las palabras para describir lo que pienso, en mi cabeza se cruzan momentos, frases, hechos completos que vendrían bárbaro para explicar mis pensamientos, pero cuando hablo de esto, todas las palabras que pueda usar me resultan insuficientes, y a pesar de que tiene sentido lo que digo, no lo puedo comprender, porque no tengo las respuestas que necesito y no se si las voy a tener.
En fin, en estos días que me levanto y digo "¿Qué hago yo acá?" mi cabeza de manera instantanea me dice que no me preocupe, que viva, que sienta, que ame y ahi es cuando comprendo de manera sencilla porque estoy acá... Familia, amigos, objetivos personales. No se que habrá de cierto en esta vida y que es lo que realmente vale la pena, no se si en algún momento tengo que rendir cuentas sobre todo aquello que hice y lo que no hice, no se si soy tan imperfecto como pienso o si soy mejor de lo que me imagine. Pero si se que tengo que seguir, no me pregunten por que, no me pregunten como.
¿Qué hacemos acá? Despertando cada día, sabiendo que alguno de los próximo tal vez no lo hagamos, pero sin embargo tomamos fuerzas y salimos adelante, porque somos temerozos respecto al futuro que nos espera.
¿Qué hacemos acá? En un mundo solitario, donde el único consuelo son nuestras palabras.
¿Qué hacemos acá? Un lugar tan perfecto y armónico pero a la vez lo más bruto, deshonesto y amargo.
¿Qué hacemos acá? Peleando por un trozo de papel que compra una felicidad pasajera, pero aún sabiendo eso nos peleamos igual.
¿Qué hacemos acá? Creyendo en cosas que no sabemos, imaginando más de lo que vivimos.
No me salen las palabras para describir lo que pienso, en mi cabeza se cruzan momentos, frases, hechos completos que vendrían bárbaro para explicar mis pensamientos, pero cuando hablo de esto, todas las palabras que pueda usar me resultan insuficientes, y a pesar de que tiene sentido lo que digo, no lo puedo comprender, porque no tengo las respuestas que necesito y no se si las voy a tener.
En fin, en estos días que me levanto y digo "¿Qué hago yo acá?" mi cabeza de manera instantanea me dice que no me preocupe, que viva, que sienta, que ame y ahi es cuando comprendo de manera sencilla porque estoy acá... Familia, amigos, objetivos personales. No se que habrá de cierto en esta vida y que es lo que realmente vale la pena, no se si en algún momento tengo que rendir cuentas sobre todo aquello que hice y lo que no hice, no se si soy tan imperfecto como pienso o si soy mejor de lo que me imagine. Pero si se que tengo que seguir, no me pregunten por que, no me pregunten como.
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