Explicar con palabras la pasión del fútbol es como pedir que en un minuto nos digan como funciona el mundo. Es simplemente algo que no se explica, se siente. En éste texto voy a intentar hablarles de esta pasión que sin dudas no tiene límites.
Muchas veces me ha tocado escuchar palabras absurdas de muchas personas diciendo e insultando la pasión por este deporte. Aquellos que se dan el lujo de hacerlo es porque se han perdido de vivir algo que es absolutamente maravilloso y no son merecedores de respuesta, porque el fútbol no es un deporte como cualquier otro, incluso dicho por deportistas profesionales y no hace falta tampoco que lo diga yo, porque la pasión por el balonpié, como se le llamaba antiguamente, va más allá de lo que ocurra dentro de una cancha.
Me toca vivir en una familia donde se transpira fútbol las 24 horas y agradezco a mi viejo por haberme metido en este mundo, porque no se que sería de mi vida sin el fútbol. Si me pongo a restar las horas de mi vida donde este deporte se reservó mi tiempo, creo que quedarían pocos días libres y no me arrepiento, al contrario, podría aún dedicarle más tiempo.
Esto no es un deporte simplemente, es una forma de vivir, de sentir, de amar. Lloré, grité, insulté y pasé por todos los estados de ánimos que se puedan imaginar por el fútbol, por 22 personas dibujando historia con una pelota en los pies. Sería absurdo decir que esta disciplina, este deporte, son solamente 22 personas corriendo con una pelotita para meter gol y tal vez escriba muchas cosas en este texto y no voy a poder decir que es el fútbol para mi, solo podría contar que me genera, que me despierta. Porque esto, repito, no tiene explicación.
Desde que nací o tal vez de antes, soy hincha de boca, y creo que es la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida, o el más grande suceso que me marca para siempre. Creo que después de mi familia, está boca. No creo, estoy seguro de que está boca. Tal vez digan que estoy loco, tal vez me entiendan. Pero nunca voy a cambiar esto, porque es el amor de mi vida, podrá pasar mucha gente, podrán haber muchas tristezas, pero Boquita siempre va a estar ahí, cada día que tengo la posibilidad de verlo o de ir a la cancha, siento que me lleno de vida, de alegría. Entrar a la bombonera y respirar el aire de la cancha es de lo más relajante que hay. Incluso cuando empiezan los partidos y uno empieza a sufrir por los hechos ocurridos en el partido, siento que estoy en un lugar que fue creado a mi medida.
La alegría de gritar un gol, y abrazarte con alguien que tenes al lado, por más que no sepas quien es, es algo que no se explica, tenes que vivirlo para entenderlo. Entrar a un lugar donde todos buscan un mismo objetivo, donde todos somos hermanos prácticamente, donde miles de personas comparten el mismo sentimiento que vos, ese es el mundo que yo quiero, ese es el lugar que me hace más feliz.
Si hay una tristeza en la vida, no digo que el fútbol te la solucione, pero te ayuda a recuperarte. He visto a cada mago de la pelota realizar cosas que parecen físicamente imposibles, eso te llena los ojos de lágrimas, te hace pensar que hay que luchar, que todo se puede en la vida.
A pesar de la rivalidad que hay entre los clubes, la pasión se comparte y se entiende, más allá de las cargadas, se acepta y se valora el sentimiento de las demás personas por su club. Pero repito, hay que vivirlo para opinar, para criticar.
Y los que no comparten esta pasión, que digan lo que quieran, el fútbol fue, es y será el amor de mi vida.
Me resulta difícil escribir mucho, porque no me salen las palabras. Aquellos que compartan éste sentimiento, me van a saber entender y aquellos que no... Aquellos que no, la verdad que no me interesa en lo más mínimo sus críticas negativas.
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